martes, 31 de mayo de 2011

OTROS MOUNSTROS




Asta ahorita este proyecto aun no esta terminado, de hecho tiene mas dibujos pero aun a pluma.

ESTE ES MI MARCA PERSONAL.

                           Este grafo es sinseramente mi favorito, lo dibujo en casi cualquier lado.

ALGUNOS DE MIS GRAFOS


 Todos estos grrafitis son de mi creacion, esoero las gusten.
 Estos graffitis fueron creados en la escuala.
a mi me fasina hacer graffitis, aunque no sean perfenctos o muy buenos
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jueves, 7 de abril de 2011

PRIMEROS ROTULADORES

En un principio valía cualquier cosa. Por ejemplo, en el Nueva York antiguo, Pray utilizaba una llave con la que rasgaba su nombre en los metales pintados (más tarde se descubriría que Pray era una venerable anciana que se dedicaba a poner su nombre al más puro estilo writer).


Los primeros marcadores eran de un tamaño pequeño, el tradicional Edding 2000 de unos pocos milímetros de grosor y punta redonda es un buen ejemplo hasta que se instaló con éxito el Pilot de punta cuadrada de 1x1 cm. Fue muy utilizado por los escritores. Algunos querían ir más allá e incluso se fabricaban sus propios rotuladores utilizando envases de pegamento con sistema de muelle (lo que hoy se conoce como camaleones), botes de pegamento de barra vaciados y con una punta casera acoplada. Generalmente se usaba la esponja de los borradores de las pizarras del colegio (eso sí, sin estrenar, puesto que si estuvieran usados, las partículas de tiza podrían obstruir el paso de la tinta). Incluso se llegaban a rellenar recipientes de Canfort para zapatos. El repuesto preferido solía ser laca de bombilla, un material bastante económico y viable además de disponer varios colores. El inconveniente es su poca resistencia al sol, dejando los tags prácticamente invisibles después de varios días.


HIETORIA DEL GRAFFITI

A finales de los sesenta los adolescentes en la ciudad de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios, aunque en realidad utilizaban pseudónimos, creandose así una identidad propia en la calle. Estos chicos escribían para sus amigos o incluso para sus enemigos. Quizás el ejemplo más significativo y a la vez el más conocido por todos sea el de Taki 183, un chico de origen griego que a la edad de 17 años comenzó a poner su apodo. Su verdadero nombre era Demetrius (de ahí el diminutivo “Taki”) y 183 era la calle donde vivía (poner el nombre de la calle fue un elemento usado por muchos más escritores). Taki trabajaba como mensajero y viajaba constantemente en el metro de un lado a otro de la ciudad. En el trayecto estampaba su tag (firma) en todos los lados, dentro y fuera del vagón. El no lo consideraba como algo malo, de hecho respondía así a las preguntas que le formularon en una entrevista en el New York Times: “Simplemente es algo que tengo que hacer. Trabajo, pago mis impuestos y no hago daño a nadie”. Estos actos le convirtieron en un héroe y poco después cientos de jóvenes empezaron a imitarle.